Luis Advis

Bio

Luis Advis, nacido el 10 de febrero de 1935 en Iquique, descubrió su pasión por la música un poco más tarde, a los 23 años. A pesar de ese inicio tardío, su entorno familiar estaba impregnado de música: su padre era músico y su madre, además de dedicarse al comercio, interpretaba el piano y cantaba.

Después de finalizar sus estudios en Iquique, se trasladó a Santiago para estudiar leyes en la Universidad de Chile, complementando su formación con la carrera de filosofía, donde se graduó como licenciado. Durante este tiempo, se sumergió en el mundo de la música, estudiando composición con Gustavo Becerra y piano con Alberto Spikin.

A principios de la década de 1960, su interés por la música latinoamericana fue despertado por las referencias a géneros como el mambo, el tango y la milonga en las novelas de Vargas Llosa, García Márquez y Cortázar. Sin embargo, su encuentro con Margot Loyola en 1966 marcó un punto crucial en su vida musical. A través de ella, conoció la obra de Violeta Parra y la música de las cantoras populares, influencia que se reflejaría profundamente en su estilo como compositor. Advis fue un visionario al combinar elementos de la música popular con formas y tradiciones de la música escrita, creando así el concepto de cantata popular, una innovación que sería adoptada por otros compositores contemporáneos. Más allá de su contribución musical, Advis tuvo una destacada carrera docente en estética y filosofía. Desde 1961 hasta 1981, ocupó el cargo de profesor titular de estética en la Universidad de Chile, además de ejercer como jefe de seminario en la facultad de artes musicales de la misma universidad desde 1964. En 1972, también asumió la cátedra de estética en la Universidad Católica de Chile. Su producción académica culminó en 1979 con la publicación del libro Displacer y Trascendencia en el Arte.

Advis incursionó en diversos géneros musicales, desde la música religiosa hasta composiciones para teatro, cine y televisión. Entre sus obras más reconocidas se encuentran la Cantata Santa María de Iquique (1969), Canto para una semilla (1972), la sinfonía Los Tres Tiempos de América (1987), Murales Extremeños (1993), Suite Latinoamericana (1994) y 1850 (1974), esta última compuesta tras el golpe de Estado de 1973. A finales de los años ochenta, su actividad se intensificó debido a problemas pulmonares. En 1987, fue socio fundador de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) y desde 1993, su presidente. Su legado musical y su compromiso con la protección de los derechos de autor lo llevaron a recibir el reconocimiento de la SCD como Figura Fundamental en 2003.

En ese mismo año, fue galardonado con el Premio Presidente de la República por su contribución al repertorio musical nacional. Sin embargo, un año después, a la edad de 69 años, falleció a causa de un cáncer, dejando un legado significativo en la música chilena y en la protección de los derechos de autor.