1937-2015 | Chile
Cirilo Vila, nacido en Santiago en 1937, inició su fascinante viaje musical a la temprana edad de siete años en el Conservatorio Nacional de Música de la Universidad de Chile. Su talento fue innegable, obteniendo el Premio Orrego Carvallo en 1957 y graduándose en 1959 con honores como Licenciado en Interpretación Musical con especialización en Piano.
Mientras perfeccionaba su arte, también se sumergió en el mundo de la composición bajo la tutela de Alfonso Letelier y Gustavo Becerra. A principios de la década de 1960, una beca del gobierno italiano lo llevó a Roma para estudiar Dirección de Orquesta en el Conservatorio Santa Cecilia con el destacado profesor Franco Ferrara. Su sed de conocimiento lo llevó luego a París, donde continuó su formación con Pierre Dervaux y recibió clases particulares de composición musical con Max Deutsch entre 1964 y 1969.
Desde su regreso de Europa, en 1970, se convirtió en un prominente maestro, formando generaciones de compositores e intérpretes y gravitando en el ámbito musical chileno. Entre sus obras figuran Secuencia (1964), Canto (1968), Navegaciones (1976), Tonada del transeúnte (1980), Recuerdo del mar (1984) y Germinal (1989), escribiendo a lo largo de su trayectoria partituras para teatro, cine, orquesta, coro, conjuntos instrumentales, solistas y canciones.
Cirilo Vila fue académico del Departamento de Música y Sonología de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, enseñando disciplinas como composición, armonía, lectura de partituras y análisis de contrapunto.
Cirilo Vila dejó una marca indeleble como académico en el Departamento de Música y Sonología de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, impartiendo conocimientos en composición, armonía, lectura de partituras y análisis de contrapunto. Su destacado trabajo como pianista, compositor y académico fue reconocido con un premio que resaltó su excepcional contribución a la vida musical chilena, abarcando la creación, docencia e interpretación musical, y siendo un modelo para las futuras generaciones. Ante la noticia del premio, Vila destacó la falta de apoyo en la formación de nuevos artistas en Chile y enfatizó la importancia de la educación artística como base para expandir la música docta. Propuso la implementación de una política educacional artística que permitiera la incorporación de repertorios conocidos junto a nuevas creaciones, creando un puente entre lo familiar y lo innovador para el público.
El legado de Cirilo Vila perdura, sus enseñanzas y contribuciones enriquecen la historia musical de Chile. Falleció el 23 de julio de 2015, dejando un vacío en la escena musical a los 78 años, pero su influencia perdura como un faro para las futuras generaciones de artistas.