Carlos Cid | 28.02.2018
Desde hace muchos años tenía la inquietud y el entusiasmo por tocar aquellas anticuecas que sonaban tan raras en los audios de Violeta Parra que se encontraban en Youtube. Al mirar las partituras, me dí cuenta que no tenían nada que ver con el prejuicio de repertorio muy difícil y que necesitaba tiempo para comprender. Y es que claro, en 8 años de conservatorio jamás me encontré con música chilena en los programas anuales, todo era tocar Bach, Sor y Giuliani, entre otros. Lo más cercano geográficamente eran Piazzolla y Lauro, pero ¿por qué?, ¿es que somos muy poco nacionalistas, por menosprecio a la calidad de composición o porque no es material de concurso?
Fuera de eso, algo ya era un hecho, Violeta estaba siendo celebrada por sus 100 años y muchas actividades se estaban realizando en su nombre con sus obras más conocidas en todo el país. “Gracias a la vida”, “Volver a los 17”, “Arauco tiene una pena” y “La Jardinera” sonaban hasta en los reportajes de los canales de televisión, pero ¿y las anticuecas, El Pingüino, Travesuras y tantas otras piezas para guitarra sola que compuso?, casi nadie habla de ellas, ¿o es que no se conocen? Algo pasaba, o al menos en mi región del Biobío, ya que no puedo dejar de mencionar el trabajo que han estado realizando desde hace años el musicólogo y guitarrista Mauricio Valdebenito y Eugenia Rodríguez en ese ámbito en la región metropolitana.
De a poco comencé a tocar las anticuecas y me di el trabajo de realizar un programa de concierto, aparte del que debía cumplir para el conservatorio. Las tocaba en diferentes actividades, ya sean peñas en colegios, lanzamiento de libros y actos culturales. Al final de cada evento me encontraba con la misma pregunta: Oye ¿y la Violeta era capaz de hacer eso?
Violeta fue al parecer más reconocida y valorada en Europa y otros países de américa del sur que en nuestro propio país.
Yo quería llevar este repertorio fuera de Chile y para eso sólo estaba esperando una cosa: la santa carta de aceptación de la Universidad Alfonso X el Sabio de Madrid para realizar un intercambio estudiantil, lo cual estaba apoyado con una beca del Banco Santander. Sabía que era hecho que me permitiría estar unos meses en Europa, siendo una excelente oportunidad para hacer conciertos en diferentes países, lo cual es un sueño que tenemos todos los músicos de Latinoamérica y que a veces por temas económicos se hace muy difícil.
Al recibir dicha carta, inmediatamente comencé a contactarme con embajadas, cónsules, centros culturales, investigadores y guitarristas chilenos en el extranjero, con el objetivo de realizar conciertos y así difundir la obra de Violeta Parra, puesto que ya habiendo tocado en diferentes ciudades de Chile, me pude percatar que la gran mayoría de la gente no la conocía por completo. En esto se transformó mi tarea: la figura artística de una de las mujeres más influyentes de la música tradicional latinoamericana debía ser rescatada y sobretodo difundida a la mayor cantidad de público posible.
La primera gira fue financiada por los Fondos de Cultura del CNCA, la cual realicé en octubre de 2017 por las ciudades de Bruselas, en Bélgica, en el Petit Theatre Mercelis en conjunto con otros cantautores y músicos exiliados; luego en el consulado de Hamburgo en Alemania; en la Universidad de Barcelona, como invitado al IV Encuentro de Investigadores Chilenos en España; y en la casa de América Latina en Lisboa, Portugal.
La Universidad Austral luego me apoyó económicamente para una segunda gira, la cual que se desarrolló en el mes de Diciembre del mismo año tanto en colegios como en la Maison de l´Amerique Latine de Estrasburgo, Francia; luego en un colegio en París; en el centro cultural Casal de Barri Can Travi de Barcelona; y finalmente en la ciudad Madrid, este último en la Feria Internacional de las Culturas en cual participaron más de 70 países realizando muestras musicales y tradiciones folklóricas.
En cada concierto me impactó y al mismo tiempo me entusiasmó mucho que el público en su mayoría no era chileno, sino alemanes, franceses, belgas, españoles, mexicanos, argentinos y portugueses. Eso decía mucho, Violeta fue al parecer más reconocida y valorada en Europa y otros países de américa del sur que en nuestro propio país Chile, y esto debido a las injusticias sociales que también se vivieron en España, Francia y Suiza con el que Violeta sintió profundo compromiso y deber con la gente, así como también lo hizo con el música tradicional campesina en Chile y con las diferencias sociales que se vivían a diario.
Cuando finalizaba los conciertos me quedaba platicando con la gente para saber por qué habían acudido al concierto, y muchos me indicaban que Violeta junto a Víctor Jara eran muy reconocidos por sus luchas sociales, Violeta por sus discos grabados en Francia, sus entrevistas en la televisión Suiza, su exposición en el museo Louvre y hasta por las decenas de interpretaciones y versiones que cantantes españoles, italianos y alemanes realizaban de sus canciones como himnos sociales.
Para cerrar, no quisiera, como muchos otros, que ésta difusión se acabe sólo por el hecho de que ya pasaron los “100 años”. Creo que el legado de Violeta debe ser valorado ahora y siempre y como lo debió haber sido en su tiempo, la figura de esta artista es transgeneracional y espero también, universal.
Carlos Cid es un guitarrista clásico de la ciudad de Lota, Chile. Ha realizado conciertos en Sudamérica y Europa. Desde el 2010 estudia Pedagogía en música en la Universidad de Concepción y en el Conservatorio Laurencia Contreras. Posteriormente ingresa a la carrera de Licenciatura en interpretación musical de la Universidad Austral de Chile en Valdivia. Realizó clases de guitarra en la Corporación Cultural Artistas del Acero en Concepción, en el colegio Padre Manuel d’Alzon y en colegios vulnerables de la región del Biobío, inculcando la obra de Violeta Parra. Actualmente realiza una pasantía en la Universidad Alfonso X el Sabio en Madrid, España.