Trazom Hausmusik

Felipe Elgueta, 7 de julio 2021

Probablemente, los más aficionados a la música barroca reconozcan a la valdiviana Ana Liz Ojeda como solista de los violines segundos de la famosa Accademia Bizantina. Como integrante de este ensamble con sede en Rávena, ha aparecido en los sellos Naïve, Onyx y Archiv, y es ella quien da la partida en el video promocional de su elogiada grabación de El arte de la fuga incluida en el catálogo Decca. Al igual que muchos violinistas de su generación, Ana Liz Ojeda dio sus primeros pasos en el extranjero con el apoyo de Patricio Cobos en Columbus, Georgia. En 1996 llegó a Europa, donde inició su acercamiento a la práctica históricamente informada en un curso con Simon Standage, para luego especializarse en violín barroco con Ryo Terakado y Stefano Montanari, quien la invitó a Accademia Bizantina en 2007. La intérprete retornó brevemente a Chile para enseñar en la Universidad de Talca durante 2019, mientras se preparaba el lanzamiento del primer disco de un nuevo proyecto: Il Tetraone, ensamble de música de cámara en instrumentos de época, formado junto a colegas de Accademia Bizantina y que toma su nombre de una imponente ave euroasiática, el urogallo. Aquel primer disco incluyó un cuarteto con piano de Beethoven y el quinteto “La Trucha” de Schubert y fue Disco del Mes en revista Diapason en 2020. Continuando con el repertorio vienés para piano y cuerdas, ahora han lanzado un disco dedicado a los cuartetos de Mozart, nuevamente en el sello romano NovAntiqua.

Aunque el título del disco recuerda la curiosa costumbre del compositor de firmar las cartas con la “retrogradación” de su nombre (Trazom Gnagflow), no hay nada realmente excéntrico en esta grabación. Sí hay mucho de frescura y novedad, pero logrado con una naturalidad impresionante. El tempo está claramente puesto al servicio de la enunciación del discurso musical, por lo que fluctúa de acuerdo con las demandas de los afectos y los juegos de articulaciones y disonancias: la retórica parece devenir en fantasía en uno de los mejores ejemplos de cómo la interpretación históricamente informada puede insuflar nueva vida a músicas tantas veces escuchadas.

Disponemos de otras tres buenas grabaciones en instrumentos de época, todas muy diferentes: Badura-Skoda y Festetics (Arcana, 1993), van Oort y colegas (Brilliant, 1998) y el Cuarteto Kuijken (Challenge, 2017). Il Tetraone ofrece la versión más dramática del Allegro inicial del K. 478 y, además, un bonus track con el mismo movimiento en versión para clavecín, siempre con la imaginativa Valeria Montanari al teclado. Un detalle no menor es que el fortepiano es una réplica de un Anton Walter de 1792 realizada por el experto Paul McNulty, y su sonido está muy bien captado en la colorida toma de Roberto Chinellato. Además de estar disponible en plataformas digitales, el disco “físico” puede adquirirse fácilmente gracias a la política de precio flexible del sello NovAntiqua.