La Lumière Artificielle

Juan Pablo Moreno, 10 de noviembre 2023

La influencia de la obra del poeta chileno Vicente Huidobro es, sin duda, más fácil de rastrear en la literatura que en otras disciplinas. Y es que su nombre se ha levantado como figura clave de las letras nacionales junto a un puñado de nombres canónicos. Sin embargo, su quehacer artístico y sus propuestas estéticas apuntan mucho más allá del ámbito de la poesía, entendiendo la creación artística como una actividad vital que se desplaza entre las fronteras establecidas. Es en esta línea donde se sitúa la propuesta del compositor chileno Alejandro Albornoz en su disco “La Lumière Artificielle”, publicado por el sello discográfico Pueblo Nuevo en 2022.

Durante la época de las vanguardias de principios del siglo pasado, muchos poetas experimentaron con las posibilidades expresivas de la poesía y las palabras; ya sea desde lo gráfico, buscando o generando imágenes que eran dibujadas con palabras, o desde la fonética, utilizando el sonido independizado de significado como gesto expresivo. Es por ello que se suele situar a la poesía, además de las artes visuales y la música experimental, como una de las fuentes fundamentales de las artes sonoras. Y es que lo sonoro es inseparable de la poesía. Se podría decir que toda lectura es una escucha, una escucha interna de los sonidos implícitos en la grafía o una escucha real de las palabras como fenómeno acústico.

La obra de Huidobro fue desarrollada en ese marco de búsqueda y experimentación, y la obra que nos presenta Albornoz en su disco se alinea con la del poeta. Y no se trata de rendir un homenaje o de musicalizar versos -labor tantas veces hecha con los versos de tantos y tantas-, sino de adscribirse a un proyecto poético y a una propuesta estética. Según se describe en el librillo del disco, la idea surge inspirada en un proyecto no realizado de Huidobro, una especie de instalación acusmática multicanal “(...) a tres voces, en gramófono, con nuevos procedimientos”. Ahí radica el valor de este proyecto artístico que consiste en crear algo nuevo a partir de una propuesta estética existente y asociada a su creador.

La fundamentación y la solidez desde la cual se construye este proyecto se explica en el marco en el que fue hecho. Las piezas que conforman este ciclo son parte del portafolio de tesis doctoral de Albornoz en los University of Sheffield Sound Studios, en el Reino Unido. El proceso de investigación de Albornoz permitió la creación de un producto contemporáneo surgido desde las ideas creacionistas y que se alimenta, además, de toda la experiencia en música acusmática de su creador.

El disco “La Lumière Artificielle” consta de cinco piezas que fueron compuestas en formato octofónico. Para el álbum, fueron adaptadas al formato estéreo binaural. Las versiones originales están a disposición para su descarga en la página del sello Pueblo Nuevo. El CD contó con el apoyo del Fondo para el Fomento de la Música Nacional 2020. Todas las piezas fueron compuestas en los University of Sheffield Sound Studios y fueron mezcladas, masterizadas y convertidas por su autor en su estudio personal y en el Laboratorio de Arte y Tecnología del Instituto de Acústica de la Universidad Austral de Chile. Por este disco, Alejandro Albornoz, quien se desempeña actualmente como académico de la Escuela de Artes Musicales y Sonoras de la Universidad Austral, estuvo nominado a los premios Pulsar en la categoría Mejor Artista de Música Clásica o de Concierto.

Las piezas que conforman este ciclo toman como material de base la voz y se construyen desde ella. La primera de ellas, “Overture”, comienza con una atmósfera sonora intensa, casi orquestal, que nos transporta lentamente desde ese mundo que conocemos al que estamos por descubrir, donde las sílabas, las respiraciones y las inflexiones de la voz van ganando terreno. Se descubre un mundo que escucharemos en las siguientes piezas, donde se funden los sonidos fijados y manipulados con sonidos generados por procesos de síntesis u otros procedimientos.

Ya en “La Lumière”, la voz toma protagonismo y se convierte en el material omnipresente. La repetición de sílabas insistentes podría remitir a algunos ejemplos de poesía sonora y performativa dadaísta y a la Ursonate de Schwitters. La reiteración y manipulación de fragmentos hace pensar en los principios de la música concreta de Schaeffer, en que se repite una y otra vez un objeto sonoro para dejar de pensar en la fuente sonora y poner la atención sólo en sus cualidades acústicas, en esos pequeños espacios y sonidos escondidos y desde los cuales se edifican las palabras. Las distintas voces se vuelven hipnóticas al cambiar de ritmo y abarcar desde el canto hasta los susurros.

Ya en “La Luz” -tercera pieza del disco-, el trabajo electrónico a partir de la voz va transformando su gestualidad, algo que en las piezas siguientes se consolida. La respiración se funde con la técnica como un híbrido, un ser electroacústico. El disco cierra con una pieza en que se reconocen el español, inglés y francés -idiomas que terminan fundiéndose en una atmósfera robótica que fusiona sus particularidades sonoras- y las frases de tipo científico que se vuelven fragmentos granulados. Las voces estuvieron a cargo de Alejandra Caro, Mathilde Rioton, Natalie Verhaegen y Lucy Haighton.

La voz, la espacialidad y la electrónica conviven en esta interesante propuesta que vale la pena escuchar.

Del disco físico, se debe decir que tiene un diseño que resume muy bien la obra que contiene. Las ilustraciones remiten a una época en que la modernidad se hacía realidad y donde la técnica expandía las posibilidades de la humanidad. En la época del gramófono, las posibilidades creativas que entrega la técnica actual hubieran sido un sueño, así como el sueño de Huidobro que ahora se hace realidad con la obra de Albornoz (aunque de seguro Huidobro no se hubiera podido imaginar tanto). El disco “La Lumière Artificielle” es resultado de un proceso de búsqueda, de investigación, pero por sobre todo de creación. Es un producto original que da continuidad a las ideas estéticas previas, pero desde una forma de crear contemporánea del siglo que vivimos.