Junio trajo por fin una mejoría en las cifras pandémicas en Chile, aunque la normalización de la actividad cultural parece aún lejana. Mientras tanto, Europa sigue avanzando, lo que ha permitido a más músicos chilenos reencontrarse con el público en un fin de temporada boreal que trajo numerosos anuncios. A las graduaciones en instituciones del Norte y próximas migraciones por estudios, se sumaron las campañas de crowdfunding que revelan la insuficiencia de las vías regulares de apoyo a nuestros jóvenes artistas. Pese a las restricciones de viaje, varios de ellos lograron partir a festivales de verano como Aspen y Schleswig-Holstein y al festival Encuentros de Gustavo Dudamel. Los músicos residentes en el extranjero tuvieron gran presencia en Chile a través de actividades virtuales de entidades como Ensamble Manifiesto, CIMA, ALACC, Fundación Guitarra Viva y Universidad Alberto Hurtado y entrevistas en medios como El Mercurio, ADN Radio, Radio Beethoven y Conversando el Arte. Fomentando las conexiones con la diáspora musical chilena, la SIMUC realizó una sesión acerca de estudios en Europa y lanzó el podcast “Las vueltas del Run-Run”.

Obra fundacional de la ópera romántica alemana, Der Freischütz fue estrenada el 18 de junio de 1821 en la recién inaugurada Schauspielhaus, actual Konzerthaus de Berlín. La misma sala conmemoró el evento exactamente 200 años después estrenando una puesta en escena de la compañía española La Fura dels Baus y Carlus Padrissa, preparada por el régisseur y miembro de la SIMUC, Esteban Muñoz (codirección y dramaturgia). La Orquesta de la Konzerthaus fue dirigida por el célebre Christoph Eschenbach. El evento se realizó sin público y fue transmitido en directo por el canal ARTE.

Esteban Muñoz es originario de Valdivia, donde integró el Coro de la Universidad Austral de Chile. Luego se trasladó a Múnich, donde estudió ciencias teatrales en la Ludwig Maximilians Universität y la Academia Bávara de Teatro “August Everding”. Desde 2016, es Director de Staff en la Komische Oper de Berlín. Desde 2011 ha colaborado con La Fura dels Bauls y Carlus Padrissa en producciones en Suecia, EE.UU., Alemania y Taiwán y en el Parque Saval de Valdivia. También ha dirigido o asistido producciones en la Bienal de Múnich, el Festival de Salzburgo y las casas de ópera de Zúrich y Estrasburgo.

Según el director Carlos Padrissa, esta nueva producción de Der Freischütz tenía una mirada ecologista: “Un tercio de Alemania está cubierto por bosques, es decir, 11,4 millones de hectáreas. Durante siglos, los alemanes se han identificado con sus bosques, en términos mitológicos e incluso espirituales. Los bosques están muriendo y, con ellos, parte del alma alemana”. En el contexto actual, es inevitable no recordar que la agonía de los bosques también se vincula con los orígenes de las pandemias y con los sufrimientos infligidos por ellas. Por otra parte, en una entrevista en el Berliner Morgenpost, Esteban Muñoz destacó los desafíos que plantea para una compañía hispana abordar este emblema de la cultura alemana y los nuevos puntos de vista que ofrece tal encuentro. “Nosotros tratamos las cosas de manera mucho más directa”, dice Muñoz, aludiendo a elementos particularmente intrigantes como los presagios y señales, la presencia de un ángel negro que no es simplemente “el Diablo” y el final abierto de la historia de Max y Agathe.

Concebida originalmente para el espectáculo teatral (“Schauspielhaus”), la sala berlinesa ha estado dedicada a la realización de conciertos desde su tardía reconstrucción sobre los escombros de la Segunda Guerra. Al desafío propio de la puesta en escena en un lugar no preparado para ello, se sumó la pandemia, a lo que La Fura dels Baus respondió con la audaz propuesta de quitar las butacas y convertir toda la sala en un escenario para ser contemplado por el público remotamente a través de las pantallas. A juzgar por los comentarios de la crítica, los guiños ecologistas y los espectaculares elementos acrobáticos llamaron la atención, aunque el formato televisivo parece no haber sido del todo amigable para transmitir las ideas de La Fura dels Baus, más afines con el teatro callejero y su contacto directo con la audiencia. Sin embargo, el gran esfuerzo y la originalidad de la compañía fueron apreciados en esta inusual velada de bicentenario de la obra y de la sala, que permitió a la Konzerthaus revivir sus raíces teatrales.

Observando desde Chile, no queda más que admirar la fortaleza de las instituciones culturales europeas que permite que las artes escénicas permanezcan creativas y pertinentes en el contexto pandémico. Aspiramos, también, a que nuestro país priorice como es debido el desarrollo en este campo, acogiendo las experiencias de Esteban Muñoz y de tantos otros artistas chilenos que hacen carrera en contextos que les son más favorables.

Felipe Elgueta