En enero, fueron las regiones de Chile las que atrajeron mayor presencia de músicos nacionales residentes en el extranjero. Así, por ejemplo, hubo conciertos del guitarrista Bernardo García Huidobro en Papudo y del violonchelista Jorge Espinoza en Chonchi, mientras que el director José Luis Domínguez fue el invitado principal de los XXXV Encuentros Musicales de La Serena. En la ribera sur del Biobío, San Pedro de la Paz realizó su ya tradicional festival lírico Laguna Mágica: los cantantes Cristina Gallardo-Domâs, Felipe Rojas y Christian Senn fueron jurados y maestros, Víctor Hugo Toro estuvo a cargo de la dirección orquestal, y el primer premio del concurso fue para la mezzosoprano María Luisa Merino Ronda, residente en Buenos Aires. Además, se anunció un convenio para llevar parte del festival a la ciudad china de Guangzhou. Por su parte, el violinista Bastian Loewe fue solista junto a la Orquesta de Cámara de Chile en Santiago y Viña del Mar, mientras que el tenor Leonardo Navarro, próximo a cumplir dos años en el elenco de solistas de la Ópera Estatal de Viena, fue destacado por los medios nacionales con sendas entrevistas en el programa Sabingo (CHV) y la revista Nos. En el exterior, músicos chilenos protagonizaron importantes premiaciones y actuaciones que resumimos en el presente reporte.

La obra Irama, del compositor y miembro de la SIMUC Felipe Otondo, fue presentada en dos festivales en el extranjero de manera casi simultánea. El primero de ellos, el San Francisco Tape Music Festival, realizado desde 1999 en la ciudad californiana, reunió este año obras de 35 compositores locales e internacionales. La cuidada selección abarcó desde la actualidad hasta “clásicos” de Toru Takemitsu y Mario Davidovsky, quien fue homenajeado póstumamente junto con Ken Nordine, creador del word jazz. La segunda presentación de la obra de Felipe Otondo fue en la orilla opuesta del Pacífico, en el Tama Music Festival en Tokio, un nuevo encuentro de música electrónica organizado por académicos del Kunitachi College of Music, que reunió obras de más de 20 creadores.

La música de Felipe Otondo ha circulado por numerosos festivales de Europa, Norte y Sudamérica y ha ganado premios en 7 países. Tras estudiar en la Universidad de Aalborg (Dinamarca), Otondo se trasladó a Inglaterra, donde estudió en la Universidad de York y enseñó en el Leeds College of Music y la Universidad de Lancaster. En 2014 se instaló en el Instituto de Acústica de la Universidad Austral de Chile. Irama y otras obras suyas pueden escucharse en grabaciones del sello británico Sargasso.

Antes de llegar a Tokio y San Francisco, Irama tuvo una interesante andadura. En 2012, fue estrenada mundialmente en el festival Akousma en París, ganó el Premio Quartz de Radio France International y estuvo entre las finalistas para representar al Reino Unido en los World Music Days de la ISCM. La obra explora las relaciones rítmicas y timbrísticas de la música tradicional del gamelán javanés, la cual ha fascinado e intrigado a numerosos compositores. Otondo ya había trabajado con el sonido del gamelán en su obra Clangor (2006) y en la instalación Echoes (2006), realizada en la Catedral de York, y desarrolló aún más este interés en sus Night Studies (2013-17), editados en un disco del sello Sargasso y premiados en diversos concursos internacionales.

En sus obras, Otondo suele combinar materiales electrónicos, poderosos elementos percusivos y grabaciones de campo realizadas en diversos países. Precisamente, en los próximos meses planea terminar y estrenar la obra Mombasa mix, basada en entrevistas y grabaciones de campo realizadas en Kenia en 2012. También ha usado entrevistas a indígenas zapotecas y grabaciones de ritmos percusivos de las calles de Ciudad de México en su obra Teocalli (2011), inspirada vagamente en el cuento La noche boca arriba de Cortázar, así como sonidos de sitios de peregrinaje budista en India en su obra Sarnath (2010).

Relacionado con su uso de grabaciones de campo y su trabajo con instalaciones sonoras, está el interés de Otondo por el paisaje sonoro, manifiesto en su labor en el grupo transdisciplinario de académicos de la Universidad Austral de Chile que desarrolla el proyecto Soundlapse, que busca integrar aspectos técnicos, ambientales y artísticos del paisaje sonoro de humedales de la ciudad de Valdivia. Este relevante proyecto resultó ganador del Premio Nacional de Innovación Avonni 2019 (categoría Patagonia) y se desarrollará durante varios años, aportando a la valoración de estos espacios cruciales para la conservación de la biodiversidad y la protección del cada vez más perturbado ciclo hidrológico.

Felipe Elgueta